MIRANDA SUÁREZ, IGNACIO
Los muertos excluídos, los familiares tabú, las amistades que dejan de serlo, las hijas no nacidas, los amores acabados. hasta no conquistar la verdadera indiferencia, lo que alguna vez fue vivo no termina nunca de hablar, una soledad en miltitud que no es menos mundo ni más compañía, solo el mismo relato del afecto de una epopeya sin importancia ni dirección.
Si bien largas secuencias de Ocio negro fueron soñadas con rigor, el juego consistió en imaginar, en inventar lo que decía; no de otro modo se supo llevar de la mano lo que se cargaba a la espalda.