LANGLE DE PAZ, TERESA
Este libro me recuerda a veces, de un modo muy profundo, a la poesía de Saint-John Perse, en el modo en que nos habla de ese mundo no hollado, de una revelación genésica. En la superficie, el peso de la concha que no deja volar. La pesada carcasa de nuestro viejo mundo. En el fondo, el descubrimiento de un paraíso en algún lugar del trópico, donde el lenguaje crece, trepa, mana y nos habita como una lluvia, y en él nos disolvemos, como parte de las aguas, de la tierra. Hemos pasado ya de tener una piel curtida, que no deja pasar el aire y nos ahoga, a esta piel transparente que Teresa Langle de Paz nos descubre: «¡Se hace tan difícil comprender la perversidad de quien quiere quebrar una ternura!»
Introducirse en ella es descubrir la capacidad generadora del lenguaje, el placer insondable de la búsqueda.