L.T.
Los dolores que puede soportar un ser vivo
son casi infinitos
y esto es la prueba de algo, pero
nada de lo que recuerdo
puedo estrecharlo con la firmeza de mis palabras
todo se confunde entre la penumbra
del interior y la perseverante
claridad del exterior
como el almidón que deja el arroz
en el agua
como el tono, quiero decir,
de la ceguera.