AA.VV
Las mujeres viejas, dice Mari Luz Esteban, son un sujeto apenas contemplado y aún menos escuchado o nombrado. En unos feminismos que teorizan sobre los cuidados, la familia, la maternidad y la crianza, la vejez reclama espacio. Excéntrica y marginada, requiere un centro que implique repensar las relaciones personales, los deseos, los cuidados, las condiciones materiales y las representaciones. Ser vieja requiere experiencia y es espejo que a veces muestra lo que no se quiere ver. Mirar de frente a la edad es inexcusable. Y este monográfico te invita a una mirada directa, a una lectura inevitable y a unas reflexiones de las que queda mucho por construir.