ITURRIAGA, AMANDA
EL jazz ha sido una fuente de continua inspiración desde que empezó a popularizarse durante las primeras décadas del siglo xx, coincidiendo con las vanguardias artísticas. Casi cien años después, el jazz se ha convertido en una expresión cultural cuya influencia se ha hecho notar en todas las áreas de la creación como la pintura, la fotografía, el cine, el cómic, la novela y la poesía.
En nuestro país, antes del inicio de la Guerra Civil, el jazz ya había logrado cierta estabilidad y reconocimiento de la crítica, y está claro que los poetas de la Generación del 27 no se mantuvieron ajenos a este nuevo fenómeno cultural.
No todos los autores de la Generación del 27 trataron el jazz en su poesía, pero los que sí lo hicieron (José Moreno Villa, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Juan Larrea, Concha Méndez, Enrique Jardiel Poncela, José María Hinojosa, Lucía Sánchez Saornil, Ernestina de Champourcín y Elisabeth Mulder), lograron darle un sentido propio, a cuyo análisis se consagra el presente ensayo