YANG, JEFFREY
Subvirtiendo con astucia las convenciones del bestiario tradicional, Un acuario toma los nombres de distintos seres acuáticos para tejer con ellos una intrincada y sorprendente malla de referencias,, un juego de rayuela que salta por los asuntos más diversos sin pararse un instante.
Aquí comparecen desde piezas epigramáticas a otras más reflexivas pasando por homenajes a sus maestros -Pound, Rexroth, Oppen-, pero el tono general es una mezcla de distanciamiento y humor, de curiosidad y sorna inteligente, que atrapa desde la primera página y nos obliga a pensar deprisa, furiosamente, para encajar las piezas del puzzle.