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SAINT-SIMON EN ESPAÑA

SAINT-SIMON EN ESPAÑA

MEMORIAS: JUNIO 1721-ABRIL DE 1722

LOUIS DE ROUVROY, DUQUE DE SAINT-SIMON

32,00 €
IVA incluido
Agotado
Editorial:
UNIVERSIDAD DE ALICANTE
Año de edición:
2008
Materia
Política e historia
ISBN:
978-84-7908-993-1
Páginas:
358
Encuadernación:
Cartoné
32,00 €
IVA incluido
Agotado
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ESTUDIO INTRODUCTORIO.
El Duque de Saint-Simon.
Sueños de grandeza.
Un niño solitario, amante de la lectura.
Duque y militar.
Una esposa perfecta, unos hijos imperfectos.
Del ejército a la corte.
Vivir en la corte de Versalles.
La rueda de la fortuna.
Grandes esperanzas.
Embajador ante la corte española El ocaso.
Un secreto que acabó por hacerse famoso.
SAINT-SIMON EN ESPAÑA. (MEMORIAS: JUNIO DE 1721-ABRIL DE 1722).
Tratado entre Inglaterra y España, a conveniencia de los ingleses Monsieur el duque de Orleans me revela en confianza el acuerdo para las bodas del rey con la infanta de España y de su hija con el príncipe de Asturias. Interesante conversación sobre el particular.
A fin de obtener la grandeza para el segundo de mis hijos, consigo que se me encomiende la embajada en España.
Obtengo para la menor de mis cuñadas la abadía de Saint-Amand en Rouen.
Audiencia de despedida, carácter y conducta en sociedad del embajador turco.
El príncipe de Lixin, gran maestre de Lore na por su matrimonio con una hija de monsieur y madame de Craon. Su carácter; cómo murió.
Boda del marqués de Villars con una hija del duque de Noailles; carácter de esta dama.
Boda del duque de Bouffl ers con una hija del duque de Villeroi.
Dubois, al fincardenal. Su conducta tras el nombramiento. Nuestra relación. Resuelve con brillantez sus audiencias.
Cruz pectoral. Situación embarazosa para monsieur de Fréjus. Imprudencia de madame de Torcy.
Dubois, sabedor de mi embajada, me sondea por medio de Belle-Isle para confundirme y complicar misituación. Lo advierto, aunque no puedo hacer nada. Relación más que íntima de Belle-Isle con Le Blanc. Su subordinación a Dubois.
Enfermedad del Rey.
Nauseabunda osadía de la duquesa de La Ferté.
Extraña conducta del mariscal de Villeroi.
Innumerables ceremonias de acción de gracias.
Público e incalificable consejo del mariscal de Villeroi al rey.
Irreprochable conducta de monsieur el duque de Orleans y de sus partidarios durante la enfermedad del rey.
Muerte de Trudaine.
Muerte del duque de Bouillon; su personalidad.
Muerte de Thury; su personalidad.
Muerte del padre Le Long, del Oratorio.
Armenonville logra hacer hereditario en beneficio de su hijo su cargo de secretario de Estado; la duquesa [de Ventadour], el de gobernanta de los infantes de Francia para madame de Soubise, su nieta; Saumery, el suyo de subgobernador del rey para su hijo mayor, cosa nunca vista. Su personalidad.
Muerte, personalidad, vida y conducta de madame la gran duquesa.
La conducta del cardenal Dubois me dispensa de nuestro pacto de reconciliación Franqueza, libertad y confianza entre monsieur le Duc y yo tras el asiento real en las Tullerías.
Notable y singular conversación entre monsieur le Duc y yo.
Medidas para comunicar al rey su matrimonio y hacerlo público.
Acompañado únicamente por otras cuatro personas en el gabinete real, el regente comunica al rey su matrimonio.
En presencia del rey, el acuerdo se hace público en el Consejo de Regencia.
Detalles de lo ocurrido en el gabinete del rey a propósito de su matrimonio.
Se hace público el matrimonio del príncipe de Asturias con una hija de monsieur el duque de Orleans.
Reflexiones.
Desconcierto e indignación de la camarilla opuesta al regente. Sus argumentos e intenciones.
Conducta hipócrita del cardenal Dubois, que trata de arruinarme y hacerme fracasar.
Se hace pública mi condición de embajador.
Mis principales acompañantes.
Sartine.
Consulto con provecho a Amelot y a los duques de Berwick y de Saint Aignan. Ayuda que me dispensan los duques de Liria y de Veragua; carácter de estos últimos.
Mis instrucciones.
Semblanza de Valouse: su fortuna.
Semblanza de La Roche; su fortuna. La estampilla.
Semblanza de Laulès. Mi provechosa relación con él.
Perfidia del cardenal Dubois e inconcebible debilidad de monsieur el duque de Orleans respecto de las nuevas instrucciones verbales que recibo tocantes a precedencias y visitas.
Semblanza del duque de Osuna. Nombrado embajador de España para la boda del príncipe de Asturias. Se le concede el cordón azul; me niego a sacar partido de una decisión tan insólita.
El cardenal Dubois persiste en su extraña actitud hacia mí, que le lleva a inducir a monsieur el duque de Orleans a la osadía de situarse en pie de igualdad con el príncipe de Asturias.
Semblanza de La Fare, enviado por monsieur el duque de Orleans a España a título particular Grosera artimaña del cardenal Dubois en mi contra, a la que se añade el más insólito descaro; le arrebata las postas a Torcy. Torcy, convenientemente compensado.
La duquesa de Ventadour es nombrada gobernadora de la infanta, y madame de Soubise, suplente. El príncipe de Rohan, responsable del intercambio de las princesas.
Salgo de París para Madrid. De camino, coincido con el duque de Osuna y me entrevisto con él.
Continúo viaje y me detengo en Ruffec, Blaye y Burdeos, donde cumplimento a los jurados.
Llegada a Bayona. Semblanzas de Adoncourt y de Dreuillet, comandante y obispo de Bayona.
Semblanza de los Pecquet, padre e hijo. Impaciencia de sus majestades católicas ante mi llegada, que tratan de apresurar mediante varios correos.
Audiencia con la reina viuda de España. Su alojamiento. Me invita a almorzar. Su penosa situación Adoncourt, bien informado.
Cruzo los Pirineos. Visito Loyola.
Llegada a Vitoria. Un obsequio de los diputados de la provincia.
Tres correos sucesivos para que me apresure. Dejo a mi hijo mayor, gravemente enfermo, en Burgos, y sigo viaje sin detenerme. Razones de la impaciencia de sus majestades católicas.
Inoportunos e indignos celos de Maulévrier.
Llegada a Madrid, donde inmediatamente acuden a visitarme las personas más importantes, incluidas aquellas a quienes debía cumplimentar yo en primer lugar.
Primera reverencia ante sus majestades católicas y ante la familia real.
Aunque de distinto modo, los duques de Giovenazzo y de Popolise señalan por su actitud distante.
Visita a Grimaldo, encargado de Asuntos Extranjeros. Éxito de la visita. Conoce a la perfección al cardenal Dubois.
Perfil de Felipe V.
Perfil de la reina.
Sobre el marqués de Grimaldo.
El rey y la reina de España se avienen, rompiendo la tradición, a firmar en persona el contrato del futuro matrimonio del rey de Francia y la infanta. Requieren la presencia de testigos, a lo que en principio me opongo, pero finalmente acepto.
Firma de las cláusulas.
Carta para Laulès.
Audiencia solemne para la petición de la infanta como futura esposa del rey de Francia Audiencia con la reina de España.
Audiencias con el príncipe de Asturias y con los infantes.
Grosería de Maulévrier, que permanece descubierto durante las audiencias.
Despreciable comportamiento de Maulévrier para conmigo, premeditado y ejecutado en todos sus detalles para ponerme en el más ridículo de los compromisos a propósito de los documentos del contrato de matrimonio, auténtica encerrona en la propia ceremonia de la firma.
Táctica que sigo para pasar por delante del nuncio y del mayordomo mayor del rey sin ofenderles.
Solemne firma del contrato del futuro matrimonio entre el rey de Francia y la infanta.
El príncipe de Asturias cede en todo momento la precedencia a la infanta tras hacerse público su futuro matrimonio con el rey.
Me mantengo con determinación en el lugar que ocupo.
Diplomáticas tensiones en torno a la necesidad de un documento en francés. Maulévrier obligado a descubrir sus torcidos propósitos, que acierto a sortear con ventaja sin dar muestras de sentirme afectado.
Nuevo ridículo de Maulévrier en presencia de Grimaldo; cortesía de este ministro y magnánima concesión del rey de España. No varío mi actitud hacia Maulévrier; motivos de mi conducta.
Bondad de sus majestades católicas. Conclusión de mi renuncia a exigir un documento en francés.
Modo de solicitar audiencias particulares al rey de España. La reina procura asistir a todas. Señalado gesto de amistad por parte de Grimaldo.
Admirable y sorprendente iluminación de la plaza Mayor.
Soberbio baile en palacio. Sus majestades católicas bailan y me hacen bailar.
Tras haber sorteado limpiamente las insidias del cardenal Dubois, advierto su decepción tras sus elogios.
Audiencia particular en solitario al día siguiente de la firma. Actitud de la reina; ayuda de Grimaldo.
Carta en favor de don Patricio Laulès.
Apego del rey a los jesuitas; la reina no lo ve con buenos ojos.
Delicadezas o atenciones singulares de la reina.
Audiencia privada del conde de Céreste Consulto a Grimaldo sobre las atenciones y delicadezas de la reina; recibo de él un buen consejo. Confianza y sincera amistad entre el ministro y yo.
Boato de sus majestades católicas cuando acuden a Nuestra Señora de Atocha.
Rivalidad entre los mayordomos mayores, de resultas de la cual el mayordomo del rey no asiste a las audiencias públicas de la reina; y entre los mayordomos y los escuderos mayores en las reales carrozas: los mayordomos mayores evitan la de la reina.
18 de noviembre: salida de Mlle de Montpensier de París.
Encontrándose en el lecho, Sus Majestades Católicas nos conceden a Maulévrier y a mí una prolongada audiencia contra todo uso de ser vistos en tal circunstancia por nadie en absoluto.
Sorprendente costumbre de Maulévrier, quien muestra al ministro español los despachos que recibe de su corte.
Sus Majestades Católicas salen para Lerma En el momento mismo de su salida para Lerma, le hago entrega por fina la infanta de una carta del rey.
Recibo en mi alojamiento los honores de la villa de Madrid.
Interesante carta del cardenal Dubois sobre la elección del responsable del intercambio de las princesas.
Santa Cruz, nombrado por el rey de España responsable del intercambio de las princesas. Acuerdo con él ciertas precauciones en cuanto a la actitud de la parte española con respecto al príncipe de Rohan, designado por el rey para igual empleo.
Llegada, acogida, tratamiento, audiencias y fasto del duque de Osuna en París.
Firma de las cláusulas del contrato de matrimonio del príncipe de Asturias y de mademoiselle de Montpensier en presencia del canciller de Francia.
Firma del contrato de matrimonio del príncipe de Asturias y mademoiselle de Montpensier. El rey visita a mademoiselle de Montpensier. Festejos.
Salida de París de mademoiselle de Montpensier.
La villa de París cumplimenta al duque de Osuna en su residencia.
Muerte del conde de Roucy. Muerte de Surville.
Muerte de Torcy, de la caballería ligera.
Llegada de La Fare, encargado de transmitir a sus majestades católicas el agradecimiento de monsieur el duque de Orleans por el matrimonio de su hija. Delirios de grandeza de La Fare, ajenos a su señor.
Conducta a la que me propongo atenerme en España.
El padre d'Aubenton intenta servirse de mí para que el confesionario del rey de Francia pase a manos de los jesuitas.
Franqueza y aprecio que me demuestra Grimaldo.
El emperador acuerda una numerosa promoción de la orden del Toisón de Oro, en la que incluye al príncipe heredero de Lorena.
Omito algunos asuntos de menor importancia; embarazosos compromisos económicos en los que la malicia del cardenal Dubois estaba aguardándome, y en los que consiguió enredarme.
Breve descripción de Lerma y Villalmanzo.
Grandes de España, invitados junto con algunas gentes distinguidas a la boda del príncipe de Asturias.
Para quiénes se constituyeron los ducados de Pastrana, Lerma y el Infantado, y cómo fueron a parar al duque del Infantado, de la casa de Silva.
Semblanza y parentesco del duque del Infantado; su actitud respecto a Felipe V. Sus riquezas y el extravagante uso que hizo de ellas.
Casas del príncipe y la princesa de Asturias.
Me dirijo a Lerma para reunirme con la corte pasando por El Escorial; influencia del nuncio.
Grosería y superstición de los frailes jerónimos.
Aposentos en que murió Felipe II.
Pudridero.
Sepulcros reales.
Incidente con un fraile a propósito de la muerte del infortunado don Carlos. Fanatismo romano.
El panteón.
Llego a mi alojamiento en las inmediaciones de Lerma y allí caigo de inmediato enfermo de viruela.
Consejeros y Consejo de Estado, marginados.
Fortuna y carácter de don Miguel y don Domingo Guerra.
Fortuna y carácter del marqués de Grimaldo y de su mujer.
Ripperdá.
Fortuna y carácter del marqués de Castelar y de su mujer.
Celos entre el padre d'Aubenton y el padre Laubrussel..
Semblanza de este último.
Jesuitas españoles: todopoderosos, pero ignorantes. El porqué.
Fortuna y carácter del caballero Bourk.
Carácter y fortuna del nuncio Aldobrandini en España.
Carácter y fortuna del coronel Stanhope, embajador de Inglaterra.
Bragadino, embajador de Venecia en España.
El embajador holandés.
Los embajadores de Malta, tratados como súbditos de España.
Guzmán, enviado de Portugal.
Semblanza de Maulévrier.
Carácter del duque de Ormond: su situación en España.
El marqués de Rivas, antes de Ubilla. Su triste situación en España. Acudo a visitarlo.
Estado de la corte española. Inclinaciones y conducta de la reina. Odia a los españoles, que le demuestran su aversión en público.
Camarillas por nacionalidades en la corte española.
Fortuna de Caylus.
Importancia de la rutina diaria.
Propósitos de la reina a su llegada a Madrid; su conducta. Fortuna de Alberoni: su reinado, su caída.
Rutina diaria del rey y de la reina de España. Desayuno, oración, despacho con Grimaldo. Hora de levantarse.
Tocado.
Audiencias privadas de los señores y de los ministros extranjeros. Descripción de la audiencia pública. Audiencia del Consejo de Castilla. Audiencias públicas de los embajadores y con motivo de la cobertura de grandes.
Misa, confesión y comunión.
Almuerzo.
Salida del rey a cazar y regreso.
Merienda y trabajo con Grimaldo.
Confesión de la reina; su dificultad.
Cena; hora de acostarse.
Viajes.
La reina, presente en todas las audiencias privadas de sus súbditos y en las de los ministros extranjeros.
Razones de la descripción detallada de la rutina diaria.
Celos recíprocos del rey y de la reina.
Dificultad extrema para ver a la reina en privado y examinar cualquier asunto con ella.
Semblanza de Felipe V.
Educación y sentimientos de la reina de España hacia su familia y hacia su país.
Fortuna de Scotti.
Carácter, biografía, expectativas, habilidad, intrigas, conducta, poder y limitaciones de la reina de España.
Supresión por la princesa de los Ursinos de la etiqueta y los consejos a los que el rey asistía, y de las funciones de los cargos principales, que ya no se han recuperado.
Reparación de un olvido relativo a las funciones del caballerizo mayor y del primer caballerizo.
Caza.
Atocha.
Impertinencia frailuna.
El Retiro.
Vida diaria en Madrid.
Recado: en qué consiste. Costumbres durante las visitas.
Vida de los empleados públicos.
Cortesía y dignidad de los españoles.
Gestiones encaminadas a conseguir la grandeza y el toisón.
Cartas de monsieur el duque de Orleans al rey de España y del cardenal Dubois a Grimaldo referentes a mi grandeza; tan tibias que Grimaldo decide no entregar al rey la de monsieur el duque de Orleans ni mencionarle la del cardenal Dubois.
Intercambio de las princesas, 9 de enero. Pretensiones de los Rohan.
Los engaños, maquinaciones e intrigas del príncipe de Rohan no le sirven de nada frente al marqués de Santa Cruz, que le obliga a desistir de sus pretensiones en lo referido al documento español, del que poseo una copia auténtica y legalizada.
Ridículos obsequios del rey de Francia para la delegación.
española.
Los grandes de España no hacen constar su condición de tales en sus títulos. El motivo.
Sorprendentes atenciones de que me hace objeto el cardenal de Rohan desde Roma. Sus motivos.
Grave despropósito del cardenal de Rohan con ocasión de su marcha de Roma.
Intercambio de las princesas en la isla de los Faisanes. Regalos ofrecidos por la reina viuda de España, que desiste de su rango ante mademoiselle de Montpensier; obtengo un pago a cuenta de lo que se le adeudaba.
Acudo a hacerles la reverencia a sus majestades católicas; objeto de la audiencia. Anécdota particularmente divertida con que concluye.
El rey, la reina y el príncipe de Asturias se dirigen a Cogollos para ver a la princesa y fi ngen ser miembros del séquito del duque del Arco.
Acudo a saludar a la princesa a Cogollos y después a.
Lerma.
Capilla. Paso tranquilamente por delante del nuncio haciéndome el distraído.
Extraña y divertida ignorancia del cardenal Borgia, que oficia la boda, cuyo ritual es distinto en España.
Se celebra la boda a primera hora de la tarde del 20 de enero.
Soy nombrado grande de España de primera clase juntamente con uno de mis hijos, a mi elección, a fin de que ambos ostentemos la grandeza a un tiempo. Se le concede el toisón al mayor de mis hijos. Elijo al menor para compartir la grandeza. Agradecimientos. Todos los cortesanos me felicitan.
Aun sin contar con instrucciones para ello, y sin haber precedente alguno en España, decido que la noche de bodas del príncipe y la princesa de Asturias se haga pública, lo propongo y lo obtengo.
Benevolencia y favor sin precedentes con que el rey de España nos distingue a mí y a mi hijo mayor con ocasión del baile. Evito el favor por consideración hacia los señores españoles.
Precauciones que adopto para que la noche de bodas pública no ofenda a los españoles.
Vino y aceite, elaborados por lo común de modo detestable en España, aunque muy bien en las casas de algunos señores. Jamones de cerdos alimentados con culebras, excepcionalmente sabrosos.
Obispos de pie en el baile, con roquete y muceta. El cardenal Borgia no asiste.
Velaciones: en qué consisten. De nuevo paso por delante del Nuncio haciéndome el distraído. Maulévrier no aparece, sale a escondidas de su alojamiento para Madrid por la mañana, lo que es muy criticado. Nuestra relación durante las jornadas de la boda.
Extraña conducta y pretensiones de La Fare. Mi actitud en este asunto.
Mi actitud en Francia acerca de las distinciones recibidas en España. Padrinos de mis dos hijos.
Princesa de Asturias, muy indispuesta. Inquietud del rey y de la reina, que me ordenan visitarla a diario, contra las costumbres españolas. Me confían las secretas razones de su alarma, sobre las cuales los tranquilizo.
Cobertura de mi segundo hijo.
Se le otorga el cordón azul al duque de Osuna.
Le demuestro a monsieur el duque de Orleans que por sí mismo podía y debía hacer al duque de Osuna caballero de la orden, y le sugiero siete u ocho collares para España con ocasión de la gran promoción, uno de ellos para Grimaldo.
El cardenal Albane rechaza la orden que se le ofrece.
Carta al cardenal Gualterio, a quien el difunto rey de Francia había prometido la orden.
Chavigny, mal visto en España; su carácter.
Chavigny en Madrid. Objeto de su misión. Visión absolutamente equivocada del duque de Parma en la cuestión de Castro y Ronciglione. Hedionda hipocresía de Chavigny sobre el ducado de Parma.
Chavigny, encargado por el duque de Parma de proponer que el infante don Carlos pase a Parma con seis mil hombres, los cuales estarían a las órdenes del duque de Parma, quien dispondría asimismo de los subsidios y quedaría como administrador del joven príncipe.
Chavigny, sin instrucciones del cardenal Dubois, que no responde a sus escritos sobre el paso de don Carlos a Italia; sin cartas de acreditación ni instrucciones del cardenal Dubois para la corte española. Sus únicas instrucciones consisten en ayudar al duque de Parma, aunque sin comprometerse en exceso sobre el asunto de Castro y Ronciglione.
Situación de la corte española.
Ante Pecquet, Chavigny se muestra partidario de la presencia de don Carlos en Italia.
La presencia simultánea de diferentes ministros franceses en Madrid se hace odiosa para el público y suscita el recelo de la corte española.
Riesgos y sinsentido del paso de don Carlos a Italia, sin fruto alguno previsible.
Quimera ridícula del privilegio.
Mis aprietos ante el obstinado silencio del cardenal.
Dubois sobre el proyecto del paso de don Carlos a Italia.
Medidas que adoptó en Francia y en España para hacer fracasar la propuesta de paso de don Carlos a Italia, las cuales tienen éxito.
Acompaño a Chavigny a ver al marqués de Grimaldo y se lo presento al rey y a la reina de España, que le reciben extremadamente mal. Fracasa en los dos asuntos que según él le habían llevado a Madrid.
Tras ser nombrado para ocupar la embajada de España en Francia, el duque de Bournonville es apartado de ella.
Intento en vano que el duque de Berwick recupere el favor de sus majestades católicas.
Intento en vano conseguir la grandeza para el duque de Saint-Aignan.
Extraño comportamiento de la princesa de Asturias con sus majestades católicas.
Baile reservado a las gentes de palacio.
La Peregrina, perla incomparable.
Iluminaciones. Admirables fuegos de artificio.
Sus majestades católicas en Atocha. Razones por las que me abstengo de acudir.
Carrera de antorchas.
Un combate naval.
Aniversario de la reina primera esposa de Felipe V. Sus majestades católicas en el Buen Retiro.
Buen Retiro.
Moral y cómoda práctica de los jesuitas españoles en cuanto al ayuno.
Visito la prisión donde estuvo Francisco I. Cortesía exquisita de don Gaspar Girón.
Recurso de Felipe III contra la soberbia de los cardenales.
Prisión de Francisco I.
Voy a visitar Toledo. Motivos concretos de mi curiosidad.
Consejas y despropósito de los franciscanos de Toledo.
Diferencia entre nuestro modo de pronunciar el latín y el de las demás naciones.
La Cuaresma, muy enfadosa en las Castillas.
El besugo, pescado excelente.
Iglesia metropolitana de Toledo.
Humilde sepultura del cardenal Portocarrero.
Belleza admirable de la sillería del coro.
Misa mozárabe.
Obispos se mezclan con los canónigos sin distinción alguna. Estandarte blanco en el campanario de la iglesia de Toledo por cada arzobispo o canónigo que llega a cardenal, el cual no se retira hasta su muerte.
Una delegación del capítulo de Toledo acude a cumplimentarme.
Villa y alcázar de Toledo.
Aranjuez.
Espectáculo de los jabalíes.
Corral de búfalos y dromedarios. Leche de búfala, exquisita.
Mi hijo mayor ingresa en la orden del Toisón de Oro.
Merma del decoro que resulta de la falta de hábitos del Toisón y del modo confuso en que los caballeros acompañan al rey los días de collar, que son bastantes.
Ceremonia para vestir el rey su collar. Su majestad y cuantos pertenecen a la vez a las órdenes del Toisón y del Espíritu Santo no llevan nunca un collar sin el otro.
Ningún distintivo de la orden en sus grandes oficiales, aunque por otra parte visten en todo como los del Espíritu Santo.
Rango en la orden, de dónde nace. El príncipe de Asturias, primer infante que obtiene la precedencia.
Los caballeros, grandes o no, permanecen cubiertos durante el capítulo, y los grandes oficiales descubiertos; notable diferencia entre su asiento y el de los caballeros.
Preliminares de la ceremonia de ingreso.
Ceremonia de ingreso.
Espada del Gran Capitán, convertida en espada del Estado. Su uso en las recepciones de los caballeros del Toisón. Honores singulares que se rinden a esta espada.
Breve digresión sobre el Gran Capitán.
Abrazo. Imposición del collar. Reverencias y saludos.
Visitas y banquete.
Por qué hay tan pocos caballeros del Toisón españoles.
Expediente que hace al fin compatibles las antiguas y lucrativas órdenes españolas con las del Toisón, del Espíritu Santo, etc.
A propósito del toisón, Maulévrier sufre un enojoso pleito que de rechazo alcanza también a La Fare.
Mi hijo mayor regresa a París; visita El Escorial; cerrazón de los frailes.
Honores prodigados a la infanta; fiestas con motivo de su llegada a París.
Consigo una certificación formal de la boda del príncipe y de la princesa de Asturias, de la que no había constancia por escrito.
Bautismo del infante don Felipe.
El infante don Felipe recibe el sacramento de la confirmación y la orden de Santiago.
Viaje muy solitario de cuatro días a Balsaín de Sus Majestades Católicas. Recibo un correo sobre la entrada del cardenal de Rohan y del cardenal Dubois en el Consejo de regencia; los duques, el canciller y los mariscales de Francia abandonan el Consejo.
Intriga del cardenal Dubois. Presenta al regente el espantajo de una temible conspiración.
Interesante carta que me dirige el cardenal Dubois sobre el conflicto del Consejo de Regencia.
Falsedad evidente de la supuesta conspiración. Dubois, en una carta aparte, quiere que inmediatamente informe de ella a sus majestades católicas allí donde se encuentren.
Aislar por completo a monsieur el duque de Orleans, segundo objetivo de la superchería de la conspiración.
Supercherías en la carta que me dirige el cardenal Dubois. Su temor ante mi regreso; recursos a que apela para retenerme en España.
Otros artificios en igual sentido del cardenal Dubois, que hace que me escriba Belle-Isle con mayor extensión e insistencia.
Observaciones sobre la carta de Belle-Isle.
Decido acudir a Balsaín, no mencionar la supuesta conjura y limitarme a los hechos.
Entrevista con Grimaldo.
Viaje a Balsaín.
Balsaín: fría acogida pronto templada.
Audiencia en Balsaín.
Hago noche en Segovia.
Segovia.
El franciscano de monsieur de Calais.
Almuerzo en Balsaín y acompaño a sus majestades católicas a La Granja. Cómo La Granja pasó a llamarse San Ildefonso.
San Ildefonso.
Soberbia y rica cartuja.
Manufacturas de Segovia, muy decaídas.
Respondo a las cartas del cardenal Dubois y de Belle-Isle.
Ridículo rumor que suscita mi viaje a Balsaín.
Temeridad desconcertante de sus majestades católicas en sus viajes a Balsaín.
Otras cartas interesantes que me dirige el cardenal Dubois.
Indignación del duque de Arcos por la precedencia de los cardenales en el Consejo de Regencia.
Cardenales canónigos de Toledo se mezclan con los demás canónigos conforme a su antigüedad.
Mi audiencia de despedida. Desconcertante escena en la despedida de la princesa de Asturias.
Maulévrier recibe al fin el collar de la orden del Toisón de Oro, si bien junto con un notable disgusto.
Salgo de Madrid.
Alcalá de Henares, Guadalajara, Ágreda.
Pamplona.
Roncesvalles.
Bayona.
Curiosa respuesta del cardenal Dubois y de Belle-Isle..
Tres correos en mi busca.
Me desvío para pasar por Marmande, a donde el duque de Berwick había acudido a esperarme desde Montauban, donde residía como gobernador de Guyenne.
Burdeos, Blaye, Loches.
Arpajon.
Aparece Belle-Isle en Arpajon para proponerme en nombre del cardenal Dubois la confiscación de los bienes del duque de Noailles. Me insiste para que apoye la medida, a lo que me niego.
Voy al Palais Royal. Larga conversación entre el Regente, el cardenal Dubois y yo. Jugarreta para la devolución a los jesuitas del confesionario del rey.
Le hago mi reverencia al rey.
Delego mi condición de par en mi hijo mayor, y le regalo las joyas con que me había obsequiado el rey de España.
Durante la primera sesión del Consejo de Regencia visito a cuantos lo habían abandonado; voy a Fresnes a ver al canciller exiliado.
Modo más que singular como el oficial despachado con el contrato de matrimonio del rey obtuvo al fin todo lo que yo había solicitado para él.
ÍNDICE ONOMÁSTICO.
ÍNDICE TOPONÍMICO.

En junio de 1721, el Regente de Francia confió a Louis de Rouvroy, duque de Saint-Simon, el encargo de viajar a España como embajador extraordinario. Su misión consistía en la delicada tarea de pedir la mano de la infanta María Ana Victoria (hija de Felipe V y su segunda esposa, Isabel de Farnesio) para el futuro rey de Francia Luis XV. En juego se encontraban las futuras relaciones entre las dos monarquías.
La embajada del duque de Saint-Simon se convertiría en el episodio culminante de su carrera política. Su recompensa fue el título de Grande de España para sí y para el menor de sus hijos, siendo agraciado su primogénito con el toisón de oro. Igualmente, su exitosa labor contribuyó a reafirmar el tratado de amistad entre las cortes hispana y gala, firmado el mes de marzo anterior.
Celoso defensor del papel de la nobleza, profundo conocedor de las sutilezas de la etiqueta de la corte y escritor torrencial, el duque de Saint-Simon incluyó en sus Memorias un pormenorizado relato de su embajada española, cuya lectura atrapa literalmente al lector para ofrecerle una de las más «originales, profundas y fuertes» (Azorín) visiones de la España de la época, en un relato que aúna, enlazadas por un espíritu singularmente cáustico, «la grandeza, la observación y la comicidad» (Gil Albert).

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    El nuevo ensayo de Nicolás Sartorius, fundador de Comisiones Obreras, exdiputado y político profundamente comprometido. Estamos viviendo un momento de crisis política mundial, que lleva décadas produciendo sus efectos nocivos en el conjunto de los humanos. La democracia, representada hasta hoy en la forma de los Estados nación, ha experimentado, según Nicolás Sartorius, un «pro...

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