CRESPO, MONICA
El fútbol nos hizo libres y diferentes en aquel recreo. Ellibrepensamiento futbolístico se coló de tal manera en aquel patio que no hablábamos de otra cosa que no fuera la próxima jornada. Paraalgunas
seríamos las raras de clase, pero la realidad es queen nuestro ecosistema fuimos capaces de poner en marcha un minúsculogrupo clandestino de expertas en el noble arte del balompié. Lasfutboleras éramos una anomalía pero, aunque duela leerlo, las niñas de doce años entendíamos tanto
de fútbol como nuestroscoetáneos masculinos, es decir, sabíamos muy poco y creíamos que eramucho.