GARCÍA FRAILE, CLARA
El alumno de un curso de autoamor
abandona la sala dejando un reguero de odio a su paso.
En la asamblea de una casa okupa se debate sobre la propiedad de los cuerpos tras un
incidente. Una barrendera esboza un nuevo sistema de redistribución de la basura, jaleada por
su compañero. Las pequeñas escenas de este libro, como acotaciones para el gran escenario
del mundo, se entremezclan con textos legales, etimológicos o periodísticos que apuntan con
el dedo. Y así, la línea que debiera separar realidad y ficción se difumina y la credulidad del
lector vaga entre las páginas, un poco huérfana, un poco despistada, suspendida.
No es cuestión de encariñarse, con su apariencia ligera, está repleto de pensamiento, crítica
e ironía... un conjunto de relatos con innumerables lecturas que van abriendo las puertas de
aquellas cuestiones que, como sociedad, hemos ido ignorando movidos por la imperante
superficialidad y una continua huida hacia delante.
Clara García Fraile es la tramoyista de un escenario de crisis en el que allí donde mires hay
un agujero dispuesto a engullirte. Y sin embargo, mientras baja el telón narrativo, siempre
vislumbras algunas motitas de brillantina, leves esperanzas, quién sabe si semillas de las que
«solo germinan después de un incendio».
Lejos de una escritura arrebatada, este artefacto literario parte del trabajo, la reflexión y una
observación crítica y silenciosa. Hasta ahora.