MARTÍN PUIGPELAT, ANA
Cuando Ana Martín Puigpelat me pidió que escribiera el prólogo de su última obra, no sabía si se trataba de una introducción a una obra dramática, poética o a una obra que combinara ambos aspectos, puesto que es la característica de la escritura de la autora. Al leer una y varias veces Lyon, 1943, decidí que la riqueza y profundidad de la obra merecían algo más que un prólogo de dos o tres folios. Por consiguiente, le propongo al lector más bien una introducción crítica al universo puigpelato que se dedica a un análisis detallado de la obra, en espera de que le permita apreciar, como bien se merece, un poemario que combina varios aspectos: históricos, lingüísticos, líricos e incluso filosóficos. Le debemos hacer también una advertencia al lector: como se dice para algunas películas (lo que muestra el aspecto pluridisciplinar de la lírica puigpelata), algunas de las temáticas podrían herir su sensibilidad, sobre todo cuando los versos se dedican a hablar de las relaciones amorosas, motor de la acción. Que el lector no vaya a pensar en escenas pornográficas, ¡no!, sino en una situación extrema, un dilema más bien filosófico pero no quiero revelar más le toca al lector leer la obra y hacerse su propio juicio.