MASALHA, NUR
Este pequeño clásico contemporáneo, citadísimo como fuente en numerosas monografías sobre la cuestión de Palestina/Israel y basado casi por entero en material desclasificado de archivos israelíes, demuestra de forma concluyente que la idea de «transferencia» de población ?o limpieza étnica, como lo llamaríamos ahora? estaba presente en el movimiento político sionista desde sus orígenes, a finales del siglo XIX, llegando a jugar un papel fundamental en la fundación del Estado de Israel en 1948, así como en los años previos. Como apunta Masalha: «No debe pensarse que el concepto de transferencia era abrazado sólo por radicales o extremistas dentro del movimiento sionista. Por el contrario, era aceptado por casi todos los sectores de opinión, desde la derecha revisionista hasta la izquierda laborista. Prácticamente cada miembro del panteón sionista de padres fundadores y líderes importantes lo apoyó e impulsó de una manera u otra, desde Chaim Weizmann y Vladimir Jabotinsky hasta David Ben-Gurion y Menahem Ussishkin». Poco antes de Annapolis, el 18 de noviembre de 2007, la ministra de Exteriores israelí, Tzipi Livni, declaraba que un futuro Estado palestino serviría como solución nacional para los palestinos de Cisjordania, para los refugiados y para los palestinos israelíes que viven dentro del Estado judío. Esta afirmación provocaba la indignación y la ira de la comunidad árabe de Israel y, cuando menos, estupor en buena parte de la comunidad internacional. La lectura de este libro explica en gran medida las palabras de Livni, descubren su raíz en la sórdida genealogía del sionismo y su voluntad histórica. No aplaca la ira, pero elimina la sorpresa. De nuevo se cumple el tópico, y el conocimiento del pasado es el mejor código de lectura del presente.