TABUCCHI, ANTONIO
A Firmino, Oporto sólo le evoca los callos y la odiosa sopa de col verde de la tía Pitú en las navidades de su infancia. Ahora, cerca de su treintena, pero no tanto como desearía, el protagonista regresa a esta ciudad a intentar esclarecer el misterio de un cuerpo decapitado para traducirlo en crónica sensacionalista que luego será publicada en el periódico O Acontecimento.
Además de una fauna variopinta, Oporto alberga una dinastía de gitanos desplazados y en decadencia; a Dona Rosa, la dueña de la pensión y principal contacto para el novel periodista, y, a Fernando Diogo Maria de Jesús de Mello Sequeiro, mejor conocido como el abogado Loton, obeso y genial litigante cuya debilidad son los casos donde se ven enjuiciados los menos favorecidos. Aquel hombre enorme, de párpados cansados, labios generosos y formación alemana, guía al reportero en su pesquisa, mostrándole que la injusticia es una actividad tan común que ya no alcanza a conmocionar los sentidos de las autoproclamadas buenas personas.