La imperfección, la carencia, el no tenerlo todo, es inherente al ser humano porque nadie es perfecto. Todos necesitamos ser reconocidos como personas valiosas y merecedoras de afecto para sentirnos bien y enfrentar con éxito las adversidades.
Artículos relacionados
Vista previa: KIKO, EL PERRO QUE NO PODÍA LADRAR
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Puede obtener más información aquí o cambiar la configuración.