ROUSSEAU, HENRI / ALEXANDRE, ARSÉNE / APOLLINAIRE, GUILLAUME / MAURICE, RAYNAL
«Pocos artistas fueron mas degradados en vida que el Aduanero, y pocos hombres opusieron una cara mas complacida a las mofas, a las groserias con que lo hostigaban. Este viejo cortes tuvo siempre el animo tranquilo, y, gracias a una feliz cualidad de su caracter, interpretaba interesadamente en las burlas que los que mayor aversion le tenian estaban en cierto modo obligados a opinar de su obra. Por supuesto esta serenidad no era otra cosa que orgullo. El Aduanero era consciente de su fuerza. Una o dos veces se le escapo que era el mejor de los pintores de su tiempo. Y es posible que en bastantes aspectos no se equivocara mucho. Porque si bien de joven no recibio una educacion artistica (y eso se nota), parece que, en la madurez, cuando quiso pintar, observo a los maestros con pasion y fue casi el unico entre los modernos que adivino sus secretos. »Sus defectos consistieron solo a veces en un exceso de sentimiento, casi siempre en una bonhomia popular de la cual no habria podido sustraerse y que contrastaba bastante con sus proyectos artisticos y con la actitud que habia podido adoptar en el arte contemporaneo.» Pero ¡que cantidad de cualidades! ¡Y que significativo que la juventud artistica las haya adivinado! Hay que felicitarla, sobre todo si su intencion no es solo honrarlas, sino tambien hacerlas suyas.»
GUILLAUME APOLLINAIRE, «El triunfo del Aduanero Rousseau» (LIntransigeant, 20 de abril 1911)