BERKMAN, ALEXANDER
La narración de El mito bolchevique comienza en diciembre de 1919, cuando Berkman y Emma Goldman fueron deportados a la Unión Soviética, junto con otros más de doscientos anarquistas, socialistas y otros izquierdistas. Berkman describe las condiciones a bordo de la nave de transporte, la Buford.
Berkman empieza con gran entusiasmo por la revolución. A diferencia de algunos de sus compañeros anarquistas, está dispuesto a pasar por alto su diferencia filosófica con los bolcheviques. "A partir de ahora todos estamos codo con codo en la obra sagrada de la Revolución", le dice a un comité de bienvenida. "Socialistas o anarquistas, nuestras diferencias teóricas se quedan atrás. Todos somos ahora revolucionarios."
El mito bolchevique describe la situación en Petrogrado y Moscú. La comida era escasa y las raciones iban disminuyendo. En la pensión de Moscú en la que residía Berkman las comidas se servían en un comedor comunitario. Berkman señala que los otros residentes contemplaban un asiento vacío en la mesa. "En sus ojos leí la esperanza sincera de que el ausente no apareciera: habrá un poco más de sopa para los demás".
En marzo de 1920 Berkman y Goldman se entrevistan con Lenin, a quien Berkman describe como alguien que habla "con un acento peculiar, casi judío". Lenin les dice que la libertad es un lujo que no se puede permitir durante las primeras etapas de la revolución. Lenin les asegura que los anarquistas no serán perseguidos por sus creencias, pero "no vamos a tolerar la resistencia armada ni este tipo de agitación".