LAHUERTA ALZINA, JUAN JOSÉ
Partiendo de la analogía entre las torres de la Sagrada Familia y las humaredas que levantaron las
iglesias quemadas durante la Semana Trágica (1909), Lahuerta nos transporta a una Barcelona convulsa,
inmersa en la lucha
de clases. Las «nuevas construcciones» que estaban transformando la ciudad se habían convertido en
una mercancía que representaba el gusto modernista burgués y la rivalidad entre sus arquitectos-creadores
en un espectáculo de masas que causaba furor.
Gaudí sobresalía entre todos estos artistas y gozó de una popularidad que se refleja en las incontables
imágenes de su obra que circularon en la prensa, en forma de postales, de caricaturas y de versos
irónicos.
Apoyándose en los escritos del propio arquitecto y en valiosos materiales de época, el autor demuestra
que
Gaudí no era un genio aislado, sino un bohemio fin de siècle, bien informado y crítico con la arquitectura
que hacían sus contemporáneos. Propuso soluciones técnicas revolucionarias y fue pionero en el
uso de medios industriales para crear una ornamentación que hoy puede parecer artesanal.
Este texto inteligente y mordaz cuestiona la historiografía oficial ?que ha menospreciado la ornamentación
desde que se impuso la arquitectura corbusieriana? para reivindicar a Gaudí como un referente de
la modernidad, que influenció a artistas de vanguardia como Dalí, que admiraba la apariencia comestible
de la casa Milà, o Picasso, fascinado por el erotismo de la casa Batlló.