VINDEL GAMONAL, JAIME
La proliferación durante los últimos años de un creciente número de exposiciones y publicaciones en torno a la relación entre el arte y la política ha acabado por generar una nueva moda que, entre otras consecuencias, compromete la posibilidad de otorgar cierta densidad semántica tanto a los términos que constituyen ese binomio conceptual como al vínculo estético que existe entre ellos. Un buen número de esos dispositivos tienden a presentar las experiencias artístico-políticas del pasado de modo deshistorizado, abstrayéndolas de sus condiciones materiales de producción para de esa manera traducir su radicalidad a los cauces epistemológicos y de legitimación política de la institución arte. Trabajar sobre un caso específico como el argentino facilita no solo destrabar ese tipo de dinámicas a partir del análisis de la singularidad de los procesos históricos que han signado la vida de aquel país durante las últimas décadas, sino que nos ofrece también una posibilidad inmejorable a la hora de pensar una actualización crítica del sentido de las experiencias que son abordadas en este trabajo, de modo que ese ejercicio de reflexión nos permita dar respuestas activas a los dilemas políticos del presente.
Este libro traza una genealogía crítica de las tensiones experimentadas por la relación entre el arte y la política en Argentina en un arco temporal que se extiende desde 1965, fecha que se corresponde con los prolegómenos del golpe de Estado que al año siguiente impondría la dictadura de facto de Juan Carlos Onganía, al año 2001, el momento de mayor convulsión económica y social vivido por el país del Cono Sur durante su historia reciente. El trabajo recoge los frutos de una investigación exhaustiva realizada por el autor durante la última década en Argentina, donde pudo acceder tanto a los archivos más relevantes para su objeto de estudio como a testimonios de los actores directamente involucrados en las experiencias artístico-políticas argentinas de las últimas décadas. El itinerario de lectura propuesto parte de una crítica del lugar común según el cual la vanguardia argentina de los años sesenta representaría una suerte de ?origen absoluto? del cual derivarían filialmente las prácticas activistas de décadas posteriores. Frente a ese tipo de enfoques, se trata de constatar las líneas de continuidad, pero también de ruptura, entre las prácticas que articularon la relación entre el arte, el activismo y la política en Argentina desde los años sesenta, momento en el cual la revolución era vivida como un horizonte político inminente, a los años que transcurrieron entre el retorno de la democracia parlamentaria y el colapso que supuso para la vida social del país la crisis económica de 2001, durante los cuales la rebeldía contra los designios impuestos por el capitalismo financiero global sobre el destino del país sudamericano se superpuso con una serie de políticas de la memoria impulsadas por los movimientos sociales que trataron de rescatar del olvido lo actuado por el Proceso de Reorganización Nacional.