BONANNO, ALFREDO
Esta intervención mía en la conferencia anarquista sobre Malatesta en Nápoles, en diciembre de 2003, es un ejemplo perfecto de cómo cualquier intento de justificar o condenar el concepto de violencia revolucionaria es un fracaso desde el principio. La violencia revolucionaria no tiene necesidad de mi justificación y no puede verse afectada por ningún tipo de condena, aunque provenga de las filas de los propios anarquistas.
El pacifismo es también básicamente un no-tema y no merece ser refutado con demasiadas palabras.
Mi esfuerzo no pretendía, ni pretende aquí, aportar argumentos que apoyen la violencia revolucionaria. Sólo quería, y sigue queriendo, hacer una contribución a las ideas y la actividad revolucionarias de Errico Malatesta. Se han dicho muchas cosas injustificadas sobre este anarquista que con demasiada frecuencia ha sido enrolado bajo la bandera de cualquier bando o incluso partido. Como todos los verdaderos revolucionarios, Malatesta no se molestó en ordenar sus papeles, abordó los problemas tal como se presentaban en la realidad, siempre dispuesto a buscar pruebas en el conflicto social y no en un silogismo teórico.
La guerra social continúa, la violencia revolucionaria es sólo la expresión más inmediatamente perceptible de su operatividad, no la única o, en algunos aspectos, ni siquiera la más importante.
Recomiendo estas páginas a la atención del lector. Haz buen uso de ellas, pero no esperes de ellas lo que no pueden dar.
La cita más importante está siempre en las barricadas.