SANZ GARCÍA, RICARDO
Nuestro amigo Ricardo Sanz, me ha pedido un prólogo para su libro, Es la primera vez que un autor me brinda esta confianza y no sé si mis conocimientos estarán al alcance de tal tarea. En todo caso, es un título significativo para todo ser que mueve un eslabón en el engranaje de la inmensa rueda laboral, es ya el compendio de la vida dedicada al trabajo y a la lucha por la existencia.
Ricardo Sanz empieza su libro con su infancia azarosa, doce horas de trabajo, cuando aún no es adolescente. Así empieza su tierna infancia en el pueblo de Canals. Cara al trabajo, para su subsistencia se alejó del pueblecito que le vio nacer, A su llegada a Barcelona se integra. a la tarea y se afilia al sindicato de tintoreros. Su sana moral y el buen sentido hizo que se iniciara de inmediato en las actividades del sindicato. Esos fueron sus albores, su despertar.
Pablo Sabater a quien Ricardo Sanz admiraba, fue asesinado por aquél entonces, como lo fue más tarde el propagandista Jordán. Fue en estos instantes que entra en plena acción. A ella entregará, durante toda su vida sindical, lo mejor de sí mismo para reivindicar el respeto a los trabajadores a la vez que dar a conocer el ideal.
Cuando el amor nace es aguijón que penetra sin que uno se dé cuenta y sus efectos crean una nueva fuerza en el ser. El amor es el imán seductor de uno hacia el otro. Es la atracción por la fineza de la espiritualidad y del sentimiento. Ricardo Sanz no escapó a esta ley natural y sana que es la eclosión amorosa. Es el fulgor que idealiza al ser amado y le reconforta. Palabras alentadoras salían de boca de la mujer que se había fusionado con su propia esencia.
Así continúa en la lucha, con el apoyo de la fuerza secreta que es el amor, ese mismo amor que él, en su carrera de luchador, irá esparciendo en favor de donde quiera que se hallen.