MARCAL, MARIA MERCE
Hace más de veinte años de la desaparición de la poeta catalana Maria-Mercè Marcal (1952-1998). Según Pere Gimferrer, la mejor poeta catalana moderna. Traductora de Colette, Marguerite Yourcenar y las poetas rusas Anna Ajmátova y Marina Tsvietáieva, y ganadora del Premio de la Crítica en 1995, aparece hoy, en edición bilingüe, su obra cumbre, La hermana, la extranjera, traducida por primera vez al castellano por Ana Martín Puigpelat y Meri Torras, que acerca, al lector la voz de una autora singular, feminista y pionera, tanto conceptual como formalmente, en el tratamiento de la maternidad y el amor entre mujeres en la poesía catalana.
«La poesía de Maria-Mercè Marçal surge de la herida primigenia y desde la subversión culmina en la transformación y la trascendencia. Hay una voluntad transgresora y una voluntad de ofrecer una visión de la realidad y de la creatividad femenina. Una poesía escrita a partir del hecho consciente de ser mujer y que parte de la otredad, de la marginalidad en que se vive, a menudo, el hecho cotidiano de ser mujer; sin olvidar que las riendas las guía Afrodita, la diosa del amor pero también la diosa de la risa. (...) Como sabía muy bien Ajmátova, la poesía está conformada por grandes cantidades de basura. Entre el detritus brilla, en ocasiones, el oro y Marçal rescata ese oro huidizo. En el sustrato coexisten el exilio interior, la inadecuación, la extrañeza, la pérdida, el expolio. El deseo y su complejidad. La confusión, la humillación y lo indigno. Los poemas se deslizan con profundidad y destreza desde la tradición hasta la transgresión. Es la poesía que mezcla impulso, impaciencia, muerte, entrega y posesividad, alegría instintiva y odio de pasión y siempre la belleza. Esa poesía, que es una forma de vida, es muy difícil de traducir, así que se agradece el riesgo que han asumido Ana Martín Puigpelat y Meri Torras al emprender esta traducción y el logro de haber conservado el cosmos de la poeta, el misterio y la eufonía de la palabra de origen, el decir pulcro de una poeta excepcional, de una autora inmersa en la búsqueda incansable de la sabiduría a través de la belleza. Y se agradece que Martín Puigpelat y Torras amplíen la antigua orden sagrada de la lectura al traducir a la lengua castellana, con sumo respeto y acierto, a la poeta del deseo, a la poeta de la complejidad.» (Del prólogo de Neus Aguado.)