Poesía sonora, poesía escrita. Una escena casi vacía. Una voz que brotara de un muñeco o simulacro que mimara discursos, peligros, afectos; palabra alargada, dividida, troceada, despiezada, suturada. Una voz que anduviera por dentro, haciendo del sentido puro sonido, raro sonido, cavernoso y múltiple, sentido evocado, desplazado. Ocurre así cuando se escucha en escena a Víctor M. Díez, agitador cultural, actor, performer implicado en proyectos audiovisuales y de música improvisada, miembro del grupo SIN RED; poeta de acción. Poeta. En su escritura, el poema se mueve a través de las materias, como un temblor, con una percepción intensamente política. Esto y más podemos esperar de su último poemario A un amanecer, otro crepúsculo, en editorial DILEMA.