«Si nunca has escuchado recitar a Mestre tu concepto sobre la poesía escénica puede tambalearse en este preciso instante. La primera vez que lo vi subir a un escenario, comprendí cuánta importancia tiene para el signo lírico la voz de un poeta».
Así comienza Raquel Ramírez de Arellano el epílogo de esta antología poética de Juan Carlos Mestre compuesta por 22 poemas seleccionados por ella misma de entre su extensa obra poética. «Territorio de la emoción», afirma, lecturas que suponen esa rara avis, tan necesaria en el panorama poético del momento” y en los que destacan temas de interés social y político como la denuncia de las desigualdades sociales o la reivindicación de una conciencia de nuestra memoria histórica y su restitución.
La tibia mano de mi hija es, en palabras de Raquel Ramírez de Arellano, responsable de la selección poética y del epílogo, «un libro a cuatro manos», una obra que logra salvar el tiempo para permitir el diálogo entre dos grandes poetas y creadoras: Francisca Aguirre, uno de los más importantes referentes literarios de la poesía española desde mediados del siglo xx y su hija, Guadalupe Grande, autora de los poemas visuales que los acompañan creados con la técnica del collage digital partir de antiguas fotografías familiares. Una simbiosis que presta «apoyo al legado moral emprendido por ambas, madre e hija, buscando restituir la dignidad de todas aquellas víctimas que crecieron en el silencio decretado por una inclemente dictadura».
Ambos en la colección UT PICTURA POIESIS